Con razón se dice que el presidente de la república en poco tiempo se ha convertido en multi-multi millonario en dólares.
Todo comenzó con el organizado y eficiente sistema de corrupción gubernamental usado para financiar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Primero ese trató de una maquinaria pequeña bajo el mando de Danilo Medina y Luís Inchausti. Luego la maquinaria creció. Esos altos dirigentes del PLD, jefes de su aparato de activistas, con fuerte vocación para todo tipo de bellaquerías aprendieron mucho de Guaroa Liranzo hasta convertirse en discípulos aventajados de la corrupción reformista-balaguerista. Con más conciencia de aparato, mas disciplinados, mejor organizados se dedicaron a extraer del Estado por la vía de los cargos gubernamentales grandes sumas de dinero y a montar empresas y redes de empresas para convertir el PLD en un partido con gran poder financiero, estando o no en el gobierno. Todo un sistema de robo al Estado, (desde el gobierno central, cuerpos castrenses, entidades autónomas del Estado, Congreso y ayuntamientos) con visión partidista-empresarial.
Los fondos provenían y provienen de las “comisiones” ofrecidas por los suplidores del Estado, de las ventas de bienes públicos, de los contratos grado a grado, de los evasores de impuestos, de los contrabandistas, de los peajes relacionados con todo tipo de tráfico, de la venta de puesto públicos rentables, del tráfico de influencia a favor de las grandes empresas y corporaciones privadas, de las concesiones mineras etc, etc, etc. Al principio todo se justificaba con favorecer los intereses del partido, pero muy pronto los encargados de recolectar los fondos para invertir en el partido y sus campañas comenzaron a sacar sus partidas particulares y a montar sus negocios particulares. El partido se hizo rico y una parte importante de sus dirigentes también. A mas poder económico colectivo, mas capacidad clientelista y mayores posibilidades de quedarse en el poder desde el poder. Más capacidad para comprar dirigentes, facciones y partiduchos de otros litorales. Pero así mismo a mayor riqueza individual, mayor poder individual dentro del partido y en la relación con los demás. En fin, la política como negocio colectivo y como negocio privado.
La maquinaria de todos no se podría descuidar porque de ella dependía seguir ordeñando la vaca nacional, controlando negocios de Estado, legales e ilegales. Pero tampoco se debía descuidar el enriquecimiento individual, que da poder personal y posibilidad de disfrute de la buena vida. Por esa ruta se ampliaron las fuentes ilícitas y se establecieron las conexiones con le bajo mundo del trafico y lavado de drogas. Todo bien organizado, con la clásica disciplina peledeista, con mecanismos muy eficaces a nivel de gobierno y a nivel privado.
Al inicio el presidente dependía de la maquinaria económica colectiva y de los aportes de los mas enriquecidos a nivel público y privado. Pero no tardó en entender esto como una debilidad y se dispuso a usar su poder de designaciones para establecer asociaciones económicas con los funcionarios más leales, preservar y controlar fuentes generadoras de fondos desde los cargos para sus propósitos políticos y personales, crear cuentas particulares a través de testaferros y negocios cómplices establecidos, aliarse a grandes empresarios privados, definir su propia fortuna y sus propios negocios aquí y en el exterior. Las cuentas se convirtieron en mega-cuentas y la suma de ellas en multi-cuentas. Las fuentes preferidas resultaron ser las más productivos: Secretaria de Estado de Obras Públicas, Oficina Coordinadora de Obras del Estado, Secretaría de Estado de Turismo, Lotería Nacional, INDRHI, CAASD, Secretario de Estado de la Presidencia, DNCD, Jefatura de la Policía Nacional, DNCD, Plan Social de la Presidencia, Oficina del Metro de Santo Domingo, CDEE etc. etc. y al frente de ellas los titulares con mas capacidad para contratar, vender, comprar de pago de peaje al presidente y mejores posibilidades de asociarse en negocios comunes: Diandino Peña, Freddy Pérez Díaz Rúa, Félix Bautista, Richards Martínez, Francisco Javier García, Guillermo Guzmán Fermín, General Aquino García, Contralmirante Ventura Bayonet, Margarita Gómez, General Florentino y Florentino. José Manuel Bonetti, Radhamés Segura, Egmidio Sosa, y siempre las contrapartidas empresariales tipo Odebrech, Consorcio Estrella, Grupo Modesto etc. etc. etc. La Fundación Global pasó a ser un importante receptáculo de donaciones, en vía de convertirse en universidad privada, los contratistas y empresarios favorecidos pagan altas cuotas para su “florecimiento”. El Despacho de la Primera Dama es transformado en un superministerio con incidencia en todo el país y asignaciones fabulosas. La hija del presidente (Nicole) monta su propia fundación, se hace socia de la decoradora Margarita Gómez, que en su vez hacía de enlace con el narco-capo Quirino Ernesto Paulino. Desde ese mundo opulento se crean relaciones con un magnate árabe, participante desde aquí de múltiples negocios petroleros con los Emiratos Árabes y la Arabia Saudita. Nicole termina casada con el hijo de este “jeque”, amante del automovilismo. Quirino pagada mucho peaje, pero le exigieron mas y no accedió, por lo que finalmente perdió protección.
El Presidente pasó a hacer negocios múltiples y atesoró fortuna hasta convertirse en un potentado clandestino, con muchas cuentas, con muchas cajas fuertes, con mucho tráfico comercial a su servicio. Nada a su nombre propio, solo lo que se establece en su declaración jurada de bienes. Quien lo vio en aquel “sepillito” o en el rinconcito de la oficina de la calle El Conde. Ahora tiene arcas propias y maneja también las del gobierno a su antojo, con fines de perpetuarse al frente del Estado. La combinación perfecta: el sistema de corrupción de Estado para reciclar el partido en el poder y el sistema de enriquecimiento personal para hacerse poderoso él.
lunes, 24 de agosto de 2009
Tráfico de droga y dólares por el aeropuerto de Santiago
AA es usada para las drogas y los aviones de Estrella, Capellán y Clase operan en el tráfico de dinero.
El aeropuerto de Santiago, próximo a Licey al Medio, se ha convertido en un centro impune de tráfico de drogas y dólares.
Las drogas están siendo enviadas a los Estado Unidos de América nada más y nada menos que a través de los aviones de American Airline, por entenderse la empresa aérea más “sólida” y “libre de sospecha”. En este tipo de vuelo ni los pilotos, ni los demás miembros de la tripulación son susceptibles de ser involucrados por el hecho de que ese se empleen esos aviones con esos fines. La ley los protege y en todo caso la responsabilidad recae sobre las personas que potan las drogas. Todo parece indicar que ejecutivos de esa empresa en combinación con autoridades civiles y militares del aeropuerto Cibao, esta participando de ese jugoso negocio.
Por otra parte, grandes sumas de dólares son traídas en aviones particulares desde Puerto Rico y los Estados Unidos a este país por ese mismo aeropuerto. El dinero corresponde al pago de otros tráficos ilegales y es “lavado” de múltiples formas en la República Dominicana. Los aviones particulares empleados para el tráfico de dinero son mayormente propiedad de Manuel Estrella, de acero Estrella, Fernando Capellán y José Clase, considerados entre los empresarios más ricos de Santiago. La cobertura es perfecta dado que los tres forman parte del cuerpo de accionistas mayores del Aeropuerto Cibao y gozan de prerrogativas mayores en el uso de los servicios de dicha empresa aeroportuaria. Disfrutan además de una gran amistad y asociación comercial con Agripino Núñez Collado, quien jugó un papel destacado en la instalación de ese aeropuerto y sobre todo en el logro de las enormes concesiones y facilidades que les hiciera el gobierno que preside Leonel Fernández.
El manto protector de ese tráfico de dinero podría ser tanto a favor de los dueños de las naves aéreas utilizadas con esos fines como de empleados a su servicio si es que estos últimos actúan a espalda de los dueños. Dos de ellos, sin embargo, tienen remotos antecedentes de procura de fortuna mediante el tráfico aéreo de drogas desde Haití y a uno de ellos recientemente se le vinculó a embarques de estupefacientes de la mafia de Quirino a través de sus empresas de zona franca ubicadas en Santiago. Las fortunas de los tres son enormes y crecientes, a pesar del declive económico de las zonas francas. Manuel Estrella por su parte se ha convertido en el principal contratista de obra del Estado, teniendo como base un emporio moderno de la construcción y contando con el favor del Secretario de Estado de Obras Publicas, Díaz Rua y con el Presidente Fernández, a quien se le atribuye compartir beneficios.
Ambos tráficos, de droga a través de AA y de dinero a través de los aviones particulares de esos empresarios, cuentan con la complicidad de los representantes de la DNCD, Migración, CESA, DNI y J2 dentro de ese aeropuerto.
El aeropuerto de Santiago, próximo a Licey al Medio, se ha convertido en un centro impune de tráfico de drogas y dólares.
Las drogas están siendo enviadas a los Estado Unidos de América nada más y nada menos que a través de los aviones de American Airline, por entenderse la empresa aérea más “sólida” y “libre de sospecha”. En este tipo de vuelo ni los pilotos, ni los demás miembros de la tripulación son susceptibles de ser involucrados por el hecho de que ese se empleen esos aviones con esos fines. La ley los protege y en todo caso la responsabilidad recae sobre las personas que potan las drogas. Todo parece indicar que ejecutivos de esa empresa en combinación con autoridades civiles y militares del aeropuerto Cibao, esta participando de ese jugoso negocio.
Por otra parte, grandes sumas de dólares son traídas en aviones particulares desde Puerto Rico y los Estados Unidos a este país por ese mismo aeropuerto. El dinero corresponde al pago de otros tráficos ilegales y es “lavado” de múltiples formas en la República Dominicana. Los aviones particulares empleados para el tráfico de dinero son mayormente propiedad de Manuel Estrella, de acero Estrella, Fernando Capellán y José Clase, considerados entre los empresarios más ricos de Santiago. La cobertura es perfecta dado que los tres forman parte del cuerpo de accionistas mayores del Aeropuerto Cibao y gozan de prerrogativas mayores en el uso de los servicios de dicha empresa aeroportuaria. Disfrutan además de una gran amistad y asociación comercial con Agripino Núñez Collado, quien jugó un papel destacado en la instalación de ese aeropuerto y sobre todo en el logro de las enormes concesiones y facilidades que les hiciera el gobierno que preside Leonel Fernández.
El manto protector de ese tráfico de dinero podría ser tanto a favor de los dueños de las naves aéreas utilizadas con esos fines como de empleados a su servicio si es que estos últimos actúan a espalda de los dueños. Dos de ellos, sin embargo, tienen remotos antecedentes de procura de fortuna mediante el tráfico aéreo de drogas desde Haití y a uno de ellos recientemente se le vinculó a embarques de estupefacientes de la mafia de Quirino a través de sus empresas de zona franca ubicadas en Santiago. Las fortunas de los tres son enormes y crecientes, a pesar del declive económico de las zonas francas. Manuel Estrella por su parte se ha convertido en el principal contratista de obra del Estado, teniendo como base un emporio moderno de la construcción y contando con el favor del Secretario de Estado de Obras Publicas, Díaz Rua y con el Presidente Fernández, a quien se le atribuye compartir beneficios.
Ambos tráficos, de droga a través de AA y de dinero a través de los aviones particulares de esos empresarios, cuentan con la complicidad de los representantes de la DNCD, Migración, CESA, DNI y J2 dentro de ese aeropuerto.
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