Figueroa Agosto, Mateo Rosado y Toño Leña
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$.- Ramón Antonio Rosario (Toño Leña), subalterno de Figueroa Agosto, se cuidaba de andar en un “pasolita” y de colocarse bien lejos de todo contacto físico con la droga. Su poderío en ese negocio se concentraba en la región Este del país, sobretodo en La Romana, Higuey, El Seibo y Miches: un personero escurridizo, difícil de coger con la “mano en la masa”. Poseía una ARENERA y otros negocios que le servían para encubrir operaciones. Toño Leña tiene jerarquía regional en ese cártel local cuya área de operaciones abarca toda nuestra isla, Puerto Rico y EEUU. Conectado con Amable Aristy Castro a través de su hijo, el coronel Aristy de la PN; protegido además directamente por el general Cruz Consuegra-PN y por un influyente general de la Fuerza Aérea Dominicana que ha desempeñado las más altas funciones en esa institución y que tiene fuertes vínculos con personas muy queridas del Presidente, estaba estrechamente relacionado con el fallecido coronel-PN González y González, quien estimulado por la altísima rentabilidad del negocio de la droga en el Este del país fue tomándole tanto cariño a esa zona geográfica que se hizo de una lujosa Villa en Casa de Campo, donde compartía dinero, amistad y otras Villas con su jefe supremo Figueroa Agosto, ahora “fugitivo” de la “justicia”. Otro personero asociado a Toño en esa región es el conocido “Rubén Toyota”, empresario del bajo mundo de las drogas encubierto tras un “próspero” negocio de venta de repuestos de vehículos. La fuerte presencia de ese cártel en ese exclusivo Club Turístico de La Romana le sirvió además para lograr que una parte de los yates de “La Marina” de Casa de Campo (unos con consentimiento de sus dueños, otros solo con la complicidad de sus “Capitanes”) participaran periódicamente en determinadas operaciones de entrada de cargamentos de droga procedentes de los cárteles colombianos asociados a Figueroa Agosto. El cuadro general de las operaciones “ilegales” parecía perfecto. Los “bombardeos”, desembarcos y aterrizajes de pacas de droga se sucedían uno tras otros con una protección estatal, militar, policial y política que parecía invulnerable y envidiable. El Este pasó entonces a ser un verdadero paraíso del negocio de esos capos civiles y militares y de las corruptas autoridades gubernamentales: las vías del soborno a fiscales, jueces, inspectores de migración, agentes de la DNCD, autoridades aeroportuarias estaban aceitadas y no podían ser mas expeditas. Tan pronto alguna pieza fallaba y se enteraba alguien de lo que no debía saber sobre esas operaciones e intentaba actuar, aparecían de inmediato los generales comprometidos con los capos para proteger con su autoridad y contingentes militares las “recepciones” de los referidos cargamentos y para disuadir a continuación a los “intrusos”. Para mayor seguridad el coronel González y González estableció un formidable puente con el coronel Labourt de la FAD, quien desempeñaba y desempeña de nuevo la importante función de jefe del Dites (Departamento de Investigaciones Sensibles de la DNCD) controlada por la DEA de EEUU. Ese “puente” hacía las veces de eslabón clave de la cadena de protección. El coronel Labourt a su vez estaba fuertemente apoyado por el Jefe de la DEA en República Dominicana Peter Reyly, socio de un tal Elías, el puertorriqueño que antes había desempeñado esa función en el país y creado los vínculos originales con el mentado coronel Labourt.
Ventura Bayonet
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$.- El coronel Labourt vino a ser el oficial de la DNCD mejor enterado del papel de Figueroa Agosto en ese cártel, quizás el único en conocer muy bien a ese personero del crimen procedente de Puerto Rico. Eso le confería un poder especialmente privilegiado, que logró usar hasta enterarse de detalles de los movimientos de éste a través de un compadreo también muy especial con el coronel González y González, un hombre de la intimidad del capo boricua. Figueroa Agosto era difícil de agarrar. Tampoco “le ponía la mano a la droga” y si sabía relacionarse en altas esferas, incluido su compatriota boricua-estadounidense Hans Hertell, Embajador de EEUU en el país, hombre de baja estofa vinculado a esos negocios turbios y al lavado de dinero sucio a través de la compra de bienes raíces en el Este del país, asociado a la oficina de abogado de la familia Bush en Puerto Rico y a toda la mafia empresarial del Este y de otras zonas del país, entre ellos a los integrantes de la conexión dominicana con la operación de lavado Marbella (el empresario español Carlos Sánchez, el ingeniero Miguel Vargas Maldonado y el Grupo Hazouri), a capos empresariales como Gustavo Cisneros, los Fanjul del Central Romana, Pepe Hidalgo de Air Europa y otros magnates dedicados a apropiarse de importantes bienes raíces en esa región. Sabía también sobornar y conectarse con intensidad en las altas esferas del gobierno, para lo que escogió al influyente Ministro Félix Batista (uno de los jefes de la mafia de la construcción, “caja fuerte” y corrupto preferido de Leonel Fernández) como puente con el Despacho Presidencial. Esta relación llegó a ser tan íntima que Félix Bautista estableció un apasionado vínculo de pareja con una de las hermanas Peláez mientras la otra, por diligencia del influyente ministro repartidor de contratas y servicios sexuales (las dos hembras fueron favorecidas por él con sendas obras del Estado), estableció una relación similar con Figueroa Agosto, a pesar de Sobeida. El encumbrado dirigente peledeista Félix Bautista, jefe de organización de ese partido, adquirió un apartamento en la misma Torre en la que el coronel González y González compró su apartamento familiar, lo que facilitaba y le daba fluidez a esa relación “social” y “empresarial”. Hasta ahí todo iba a las mil maravillas, sobre ruedas bien aceitadas y con escasísimos riesgos. Los cargamentos de droga y el producto de su venta en el mercado exterior, que les reportaban entre seis y siete millones de dólares a la semana, fluían sin problema alguno, hasta que la ambición desmedida del coronel Labourt, confiado en la protección que le brindaba el representante de la DEA en el país, se desbordó y no resistió la tentación de darle un “tumbe” al capo boricua tan pronto se enteró de la enorme suma de dólares que había guardado en la mucha veces mencionada yipetta Mercedes Benz blanca estacionada en uno de los parqueos de uno de los apartamentos de Figueroa Agosto. Con esos fines convenció al coronel González y González de las bondades de ese operativo con la condición de que a Agosto se le diera el chance de la “fuga”, previo aviso de la posibilidad de ser allanado. Procedieron de ese modo mientras algunos factores contingentes y la necesidad de darle carácter oficial al operativo determinaron que la apropiación mediante el “tumbe” fuera solo de un parte del monto total en dólares (el famoso saco de dólares desaparecido).
Felix Bautista.
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$.- Desde ese instante se soltaron los demonios, y entre la necesidad de eliminar evidencias (sobretodo testigos claves o posibles delatores de las instancias superiores) y la vendetta de quienes se sienten traicionados o amenazados, provocaron el inicio de la matanza escalonada todavía en desarrollo. El primero el caer en esa etapa fue González y González (ya antes habían asesinado a “Vianca la Gorda”), al parecer víctima de jefes militares y policiales que actúan a través de su sicariato para evitar que llegue a ellos la cadena de apresamientos. Otro tanto puede decirse de los casos del capo Aquino Polanco, asesinado a quemarropa en el parqueo de Carrefour, del llamado Alex “El Pelotero”, acribillado en la cárcel de Najayo, y del empresario cubano-dominicano Rubén Soto, dueño de la repostería “La Francesa”, partícipe del desembarco de Playa Girón en Cuba, padrastro de la viuda del coronel González y González y testaferro de Figueroa Agosto, asesinado en forma similar en le parqueo de su negocio. El coronel Labourt dio la orden de soltar los perros de presa, inmediatamente después que el coronel González y González lo visitara en su despacho de la DITES (Departamento de Investigaciones Técnicas Sensibles), cargo que retomó recientemente después de haber sido desplazado del mismo en el 2000. Esa restitución de Labourt se dilató bastante, pero finalmente se produjo por la insistencia del jefe local de la DEA Peter Reyly y por el apoyo que le brindó el grupo militar de mayores responsabilidades históricas en el proceso degenerativo de la DNCD, encabezado inicialmente por el general Rafael Guerrero Peralta (PN) e integrado progresivamente por los contralmirantes Ventura Bayonet (MF), Humeaux (MG) y Gilberto Delgado (MG), y por los coroneles Soto Hatton (MG) y Jiménez Sánchez (EN), entre otros; quienes se han rotado en funciones claves de la DNCD con el apoyo de la oficina local de la DEA. Específicamente, el restablecimiento del reinado pleno de Ventura Bayonet en la Marina de Guerra (antes del caso Paya) y de Gilberto Delgado en la DNCD, ambas designaciones recomendadas por el general (EN) Medina y Medina, jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares de la Presidencia de la República, al propio Leonel Fernández, sirvió entre otras cosas para reponer al tenebroso y sinuoso coronel Labourt. Algunos meses después de su retorno al DITES, por iniciativa del coronel Labourt y de otros oficiales de su equipo se perdió el célebre bulto encontrado en una de las lujosas yipettas de Agosto. Nuevamente operó la misteriosa “mano del indio”, término usado en el “argot” de las oficiales de la DNCD para referirse a la responsabilidad oculta en las evidenciadas “desapariciones” de los objetos de valor, los dineros y los cargamentos de droga que se roban los oficiales en los operativos que realiza esa institución contra los narco-delincuentes no favoritos y en otros casos más comunes. Este término se acuñó después que una señora, al referirse a uno de esos casos, informara que solo pudo ver cuando la mano de un “hombre indio” se llevó las joyas guardadas en su casa. EL coronel E.N. Jiménez Sánchez es de los sindicados con vasta experiencia en esos menesteres y es una de las piezas clave del grupo de oficiales mafiosos. Tanto se evidenció que hace un tiempo fue puesto en retiro, para ser recientemente reintegrado como Jefe de los Guardaespaldas del Ministro Temístocles Montás. Esta reintegración fue impulsada por el general Florentino y Florentino, otro de los jefes militares favoritos del presidente Fernández, socio del capo Ernesto Quirino y sobreviviente de múltiples fechorías gracias a la sombrilla presidencial de impunidad que lo protege. El coronel Labourt, además de la protección que le han brindado de Peter Reyly, Gilberto Delgado y Ventura Bayonet, cuenta todavía con el apoyo del general Medina y Medina, quien como jefe de los guardaespaldas del presidente, opera con altibajos pero siempre seguro desde el antedespacho de Leonel Fernández. Los oficiales subalternos de Guerrero Peralta en la DNCD (Ventura Bayonet, Delgado y Concepción Fernández, Humeaux, Lee Ballester, Lajara Solá, Betances, Soto Hatton y otros) devinieron en una especie de “Cosa Nostra”.Dentro de esa mafia militar, Delgado y Concepción (concuñados), tuvieron en el pasado responsabilidades fuertes en el tráfico de droga por la región Este hasta alcanzar éste su plenitud con la participación de los nuevos actores mencionados, en la era del vice-reinado de Toño Leña recientemente desestabilizado. Los grandes contratiempos en el caso Agosto han sido toreado y cercado hasta la fecha con las drásticas acciones del sicariato militar-policial contra testigos de excepción y eslabones intermedios de la cadena criminal, limitando a la vez la acción judicial a la periferia participante en operaciones de “lavado” menor relacionadas con la compra de inmuebles y vehículos de lujo.
Jefe de la Policia en comilona con Medina y Medina.
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$.- El general Medina y Medina, cuyo hermana opera en la jefatura política del PLD en Barahona, se conectó más tarde con el grupo creado por Guerrero Peralta y Bayonet y le sirvió de paraguas en la Presidencia hasta que recientemente, por su quemazón en el caso Paya, el Presidente Fernández se vio obligado a desplazarlo de la DNCD y a darle continuidad encubierta en la Marina a través del contralmirante Lajara Solá. El general Medina y Medina a su vez es socio del vice-director casi eterno de la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI), el inefable Crispín, y ambos con la anuencia y la competencia menor de otros oficiales de la DNI, controlan y manipulan en primer plano todas las conexiones de las mafias civiles con las fuerzas armadas y con los órganos de inteligencia del Estado. Desplazan a los que no son de su confianza y obstruyen las investigaciones que se salen de su control. Sostienen las relaciones delincuenciales con otros altos oficiales del Ejercito, de la Fuerza Aérea, de la Marina de Guerra y de la Policía Nacional. En un plano menos agresivo, por ser un oficial que aunque igualmente corrompido carece del arrojo de esos dos, ese binomio cuenta con los servicios del general Aquino García, ex secretario de Estado de las Fuerzas Armadas y ahora actual director de la DNI. Al mismo tiempo Medina y Medina en los últimos tiempos ha sido el protector del archi-criminal general (P.N.) Bencosme Candelier, una de las principales piezas del narco-poder al interior de la Policial Nacional. Esto sin obviar el papel pernicioso del general Cruz Consuegra en esas conexiones y sin olvidar los vínculos protectores del oficial Castro Castillo hacia “El Gringo”, “El Chino”, “Pata Corta” y “El Muerto”, quien evitó varias veces la caída de estos capos capitaleños hasta que las contradicciones interna dieron al traste con esa protección. Este grupo, dominante por años en la DNCD, fue temporalmente afectado por el proceso que se desató a partir de la matanza de Paya, en la que jugó un papel relevante, que para su desgracia no tardó en evidenciarse. Esto también afectó en cierta medida a Medina y Medina, su máximo protector y obligó a Leonel Fernández, que conoce al dedillo a los protagonistas de todas esas fechorías y es cómplice y beneficiario de las mismas, a desplazar a Gilberto Delgado y a entregarle la DNCD al actual jefe de la Policía Nacional, otro archi-criminal, general de brigada Guillermo Guzmán Fermín, a través de su canchanchán general Mateo Rosado; quienes a la sazón contaban con fuertes conexiones con el “empresario” español Arturo del Tiempo Márquez y sus embarques multimillonarios de cocaína. De esa manera la DNCD pasó de unas manos criminales a otras manos criminales, incluidas en estos trasiegos de facciones del narco-poder las consiguientes pugnas y venganzas que han afectado la tranquilidad de todas las mafias y desatado sucesivos escándalos. El general Guzmán Fermín aprovechó muy bien la crisis que obligaba a relegar momentáneamente en alguna medida a los protegidos del general Medina y Medina, a los altos oficiales asociados a él con la anuencia del Presidente Leonel Fernández, sin prever que otro “accidente”, esta vez ocurrido en España, iba a importunarlo, poniendo en evidencia sus fuertes vínculos, los del general Mateo Rosado y los del propio Leonel Fernández con el escándalo de la Torre Atiemar, que este gobierno y en particular su señalado presidente se empeñan en tapar, mientras el señor Félix Bautista, el ministro mas vinculado a Figueroa Agosto y responsable de la estafa de la Sun Land, es catapultado con dinero lavado del narco y de las contratas grado a grado al cargo de Senador de la República por SJM, muy apropiado para reforzar su impunidad. Un botón, una muestra mas, de cómo el Estado y sus instituciones se convierten en guaridas y centro de operaciones de las mafias uniformadas y no uniformadas.