martes, 16 de marzo de 2010
El Presidente Fernández Reina en el centro de la " Torre Atiemar" y del Narco-Estado Dominicano
Leonel Fernández recibe en su despacho a Arturo Del Tiempo Marques
Dicen que un escándalo sustituye a otros y es cierto. Pero cada escándalo es una marca, una expresión de corrupción mayor, en los casos de referencia de puro corte narcótico. El de la Torre Atiemar es el más reciente, no el último. Pero sumados todos dan un cuadro difícil de manejar para los inculpables y en especial para quien lo preside.
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En el caso del cartel Quirino, la figura militar mas conspicua fue el general Florentino y Florentino, un hombre del Presidente (unos de sus primeros ministros de las FFAA y a la sazón director de la DNI, con sede en el Palacio Nacional. Comprobada su asociación con Quirino, el presidente Fernández los protegió. Ahora tiene un cargo militar en la frontera y se le esta vinculando al trafico de los niños haitianos después del terremoto.
En el caso Paya, el contralmirante Ventura Bayonet actuó como jefe del sicariato de la Marina de Guerra, amen de cobrar peaje por custodiar embarques y bombardeos marítimos de drogas. Evidente su rol criminal, el presidente Fernández lo protegió hasta ponerlo recientemente en retiro, debidamente enriquecido e impune. Su relevo es el contralmirante Lajara Sola experto en protección de bombardeos de droga en la costa y de la misma calaña. Otro hombre del Presidente.
Por encima de ellos y más cerca de Leonel han estado los generales Aquino García y Medina y Medina. Ambos se reparten el control de las Fuerzas Armadas para todos los negocios ilícitos, ocupando un rango mayor todo lo relativo al tráfico de droga y al lavado de dinero de esa procedencia. Ambos iniciaron su ascenso meteorico (al igual que Florentino) como jefe de los guardaespaldas del Presidente. Esa ha sido su sombrilla protectora y de allí dos de ellos fueron catapultados al ministerio de la FFAA y a la DNI. Observen cuantos carnets del DNI aparecen en los casos de droga, incluido el de Figueroa Agosto y Sobeida.
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Dos ministros civiles, Freddy Pérez de Obras Publicas y Francisco Javier de Industria y Comercio, y ahora de turismo, fueron cómplices de Florentino y Florentino, de Margarita Gómez (la decoradora) y de Quirino. Margarita Gómez organizaba las cenas de “recolecta de fondos” junto a la Primera Dama para encubrir las donaciones de los capos. Ninguno ha sido tocado. El presidente los ha protegido. Dos ministros, Francisco Javier García de nuevo y Feliz Bautista (los preferidos del Presidente) eran socios y amigos de Figueroa Agosto y su narco-corte. Tampoco han sido tocados pese a que es “Vox Populi” su complicidad y su enorme enriquecimiento. El Presidente no permite acción en su contra. Francisco Javier paso la prueba del caso Quirino y el Gato Félix la de la Sun Land. Ahora los dos, pese a lo caliente, están de risita, se creen intocables.
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La DNCD es un botín que estuvo largo tiempo en manos de la Marina de Guerra a través de Ventura Bayonet, Gilberto Delgado y Lajara Sola. Recién se la quitaron a la Marina y por tanto a las FFAA para colocarla en manos de la Policía. El general Rosado Mateo es un hombre de Guillermo Guzmán Fermín (socio de Diandino Peña) y los dos son hombres del Presidente: a los dos le ha tocado ahora el botín DNCD, uno de los principales carteles de la droga y de los sicariatos más fuertes. Junto a la Policía Nacional forman un imperio. Los cambios recientes en la PN fortalecen el clan Guzmán Fermín-Diandino. El desplazamiento del capo Bencosme Candelier es una victoria de Guzmán Fermín dentro de esa competencia mafiosa al interior del narco-estado. Pero ya antes Guzmán Fermín tenía conexiones con ese negocio como se evidencia con el escándalo de la Torre Atiemar y el “apartamento de su papá”. Rosado lo defendió con sospechosa energía. Ambos se sienten protegidos por el presidente por razones globales y especificas. Unos y otros, socios y competidores, son hombres del Presidente, puestos por el presidente para esos fines.
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El Presidente está en centro del narco-estado y en el centro del negocio de la Torre Atiemar. El dio el primer picazo. El se entrevistó en su despacho con el mafiosos ibérico Arturo del Tiempo Marques (el de los 1,200 kilos de cocaína de alta calidad y de muchos otros cargamentos, el Quirino blanco, español, encopetado). Esto recuerda el caso de la entrevista del excelentísimo con el capo Nelson Lozano (el de las contratas de mas de 5 millones), extraditado al norte. Las fotos están ahí y no se pude alegar desinformación del hombre mas informado del país. El sabía con quien se reunía en ambos casos y si no lo sabia entonces hay que quitarlo por entupido. Pero el es todo menos entupido.
El escándalo de la Torre Atiemar es el más reciente y el más peligroso porque explotó fuera (en España) y puede írsele de control. Le está picando mas cerca que el picazo a la Torre. Dejo atrás al de Agosto. Pero ambos y todos se suman para poder apreciar ya con mas precisión que Fernández Reina está en el centro de todos los casos porque es el centro del narco-Estado y del narco-gobierno dominicano. Ahora está en el centro de la Torre y en el centro de un gobierno narco-podrido.
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Podrían caer algunos de sus compinches o instrumento, pero para que caigan todos debe caer el. El es el jefe pero sin el poder de Trujillo o de Balaguer, aunque posiblemente con más dinero acumulado que aquellos dos y sus respectivas cortes. No olvidemos que no hay negocio más rentable en el planeta que el que rodea a las drogas ilegales. Pero el dinero no lo es todo en término de poder en un país donde otros mandan más que él y donde la sociedad ensuciada puede dar, y ha dado, muchas sorpresas. El buen ingles que habla el Presidente no es suficiente para poder defenderse de lo que lo espera. A este caso lo puede suceder otra hasta que finalmente alguno logre desbordarse en grande y entonces el señor Fernández tendrá que hablar chino.
martes, 2 de marzo de 2010
Hay perversidad en la decisión del Presidente Fernández en la puesta en retiro de los generales Ventura Bayonet y Ramírez Ferreira.
El contralmirante Ventura Bayonet merece no solo la puesta en retiro sino la cárcel a cadena perpetua.
El formó parte de la mafia inicial de la DNCD como segundo al mando de otro que merece igual condena y que hoy impunemente dirige la seguridad de Miguel Vargas Maldonado (Mabella): Rafael Guerrero Peralta.
Los crímenes, convirtiendo a agentes de la DNCD y a oficiales de la Marina de Guerra en sicarios, los tumbes, la cobra de peajes, la protección de cargamentos de drogas, los contrabando de Wisky, la asociación con los carteles de la droga, lo convirtieron en uno de los jefes militares con mayor responsabilidad en la conversión del Estado Dominicano en una especie de narco-estado. Todo un capo uniformado.
Ese capo uniformado siempre fue protegido por Leonel Fernández y fue uno de los contribuyentes a su campaña política y a su fortuna personal que va mucho más allá de la Fundación Global y sobrepasa los 2 millones de dólares.
Pero ese capo uniformado se quemó con el escándalo de Paya, por lo que lo sacaron de la jefatura del la Marina de Guerra y lo protegieron con la subsecretaria de la FFAA, hasta su recién puesta en retiro; medida ésta usada por Leonel para quitarse de encima, en forma benévola para el contralmirante, esa asociación delictiva con él, evidente a todo lo largo de sus tres gobiernos.
Leonel maniobró en medio del acoso de opinión pública que sindica a su gobierno como un gobierno copado por las narco-bandas y la gran corrupción. Maniobró para situarse aparentemente por encima y al margen de su mafia militar y policial.
Al mismo tiempo de sacrificar ese alfil, Fernández se vengó de Ramírez Ferreira equiparándolo al narco-general Ventura Bayonet, complaciendo de paso al perverso de Vincho Castillo que no quería ver a Ramírez ni en pintura por las verdades que este le cantó.
Ramírez Ferreira intento depurar la DNCD y saco de sus filas a un gran número de agentes y oficiales corrompido, mientras era bloqueado por la banda interna que dirigía el contralmirante Gilberto Delgado, heredero de Ventura Bayonet.
Ramírez Ferreira en su momento sitúo a Fernández entre la espada y la pared al comprobar que sus generales, especialmente los dos que actualmente dirigen las FFAA y la DNI (Medina y Medina y García Aquino) son los principales jefes de las narco-mafias militares asociadas a generales y cárteles colombianos.
Ramírez colocó además en el escritorio de Leonel elementos que comprometían a oficiales de su custodia y de su entorno con el tráfico y lavado d droga y dólares.
Cierto que es un general con bastante dinero y con una flamante flotilla de vehículos deportivos sumamente costosos. Pero es cierto además que todo eso lo poseía antes de ser designado en la DNCD, amen de no conocérsele propensión al crimen y a la matonería.
Ramírez es un caso diferente y si falta ha cometido deberían ser tratadas de otra manera.
Es de una perversidad inaudita colocarlo a la par de Ventura Bayonet. Enlodarlo de esa manera precisamente el que mayor lodo ha acumulado en sus nueve meses de gestión.
Pero ya Leonel hizo algo similar con el general Noble Espejo, poniéndole en retiro junto a generales sindicados como corruptos.
Es el estilo Trujillo-Balaguer, el del déspota corrupto, esta vez con traje “democrático-representativo”, que sacrifica sus alfiles desacreditados y embarra a sus desafectos o a quienes no se le pliegan como desea.
Que además protege a criminales que resultan funcionales a sus propósitos inmediatos como es el caso del actual jefe de la Policía Guillermo Guzmán Fermín y a todos aquellos que en lugar de investigar delitos cobran por investigarlos mal, se asocian a funcionarios de la alta corrupción como Diandino Peña y forman sicariato al interior de la P.N.
Como es el caso también de Bencosme Candelier
¡Hasta cuando los injustamente vejados serán pasivos!
Eso se llama jugar con candela. Y quienes así proceden tarde o temprano, en este caso más tarde que temprano, se queman.
Fernández piensa que siempre puede salir ileso de esas pérfidas maniobras; Pero eso no siempre será así.
El formó parte de la mafia inicial de la DNCD como segundo al mando de otro que merece igual condena y que hoy impunemente dirige la seguridad de Miguel Vargas Maldonado (Mabella): Rafael Guerrero Peralta.
Los crímenes, convirtiendo a agentes de la DNCD y a oficiales de la Marina de Guerra en sicarios, los tumbes, la cobra de peajes, la protección de cargamentos de drogas, los contrabando de Wisky, la asociación con los carteles de la droga, lo convirtieron en uno de los jefes militares con mayor responsabilidad en la conversión del Estado Dominicano en una especie de narco-estado. Todo un capo uniformado.
Ese capo uniformado siempre fue protegido por Leonel Fernández y fue uno de los contribuyentes a su campaña política y a su fortuna personal que va mucho más allá de la Fundación Global y sobrepasa los 2 millones de dólares.
Pero ese capo uniformado se quemó con el escándalo de Paya, por lo que lo sacaron de la jefatura del la Marina de Guerra y lo protegieron con la subsecretaria de la FFAA, hasta su recién puesta en retiro; medida ésta usada por Leonel para quitarse de encima, en forma benévola para el contralmirante, esa asociación delictiva con él, evidente a todo lo largo de sus tres gobiernos.
Leonel maniobró en medio del acoso de opinión pública que sindica a su gobierno como un gobierno copado por las narco-bandas y la gran corrupción. Maniobró para situarse aparentemente por encima y al margen de su mafia militar y policial.
Al mismo tiempo de sacrificar ese alfil, Fernández se vengó de Ramírez Ferreira equiparándolo al narco-general Ventura Bayonet, complaciendo de paso al perverso de Vincho Castillo que no quería ver a Ramírez ni en pintura por las verdades que este le cantó.
Ramírez Ferreira intento depurar la DNCD y saco de sus filas a un gran número de agentes y oficiales corrompido, mientras era bloqueado por la banda interna que dirigía el contralmirante Gilberto Delgado, heredero de Ventura Bayonet.
Ramírez Ferreira en su momento sitúo a Fernández entre la espada y la pared al comprobar que sus generales, especialmente los dos que actualmente dirigen las FFAA y la DNI (Medina y Medina y García Aquino) son los principales jefes de las narco-mafias militares asociadas a generales y cárteles colombianos.
Ramírez colocó además en el escritorio de Leonel elementos que comprometían a oficiales de su custodia y de su entorno con el tráfico y lavado d droga y dólares.
Cierto que es un general con bastante dinero y con una flamante flotilla de vehículos deportivos sumamente costosos. Pero es cierto además que todo eso lo poseía antes de ser designado en la DNCD, amen de no conocérsele propensión al crimen y a la matonería.
Ramírez es un caso diferente y si falta ha cometido deberían ser tratadas de otra manera.
Es de una perversidad inaudita colocarlo a la par de Ventura Bayonet. Enlodarlo de esa manera precisamente el que mayor lodo ha acumulado en sus nueve meses de gestión.
Pero ya Leonel hizo algo similar con el general Noble Espejo, poniéndole en retiro junto a generales sindicados como corruptos.
Es el estilo Trujillo-Balaguer, el del déspota corrupto, esta vez con traje “democrático-representativo”, que sacrifica sus alfiles desacreditados y embarra a sus desafectos o a quienes no se le pliegan como desea.
Que además protege a criminales que resultan funcionales a sus propósitos inmediatos como es el caso del actual jefe de la Policía Guillermo Guzmán Fermín y a todos aquellos que en lugar de investigar delitos cobran por investigarlos mal, se asocian a funcionarios de la alta corrupción como Diandino Peña y forman sicariato al interior de la P.N.
Como es el caso también de Bencosme Candelier
¡Hasta cuando los injustamente vejados serán pasivos!
Eso se llama jugar con candela. Y quienes así proceden tarde o temprano, en este caso más tarde que temprano, se queman.
Fernández piensa que siempre puede salir ileso de esas pérfidas maniobras; Pero eso no siempre será así.
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